miércoles, 16 de febrero de 2011

EL LORITO AMARILLITO



TEMPORALIZACIÓN: 2ª quincena de febrero
CUENTO: “ EL LORITO AMARILLITO ”
INTENCIÓN: Para niños acusicas.


Había una vez una vez un lorito que se llamaba Amarillito.
A Amarillito le gustaba mucho el colegio y aprendía muchas cosas.
Pero el lorito Amarillito era muy acusica. Si un lorito se equivocaba cuando estaba coloreando, se levantaba de la mesa y se lo decía a la señorita para que le regañara. Siempre estaba pendiente de lo que hacían los otros loritos para chivarse a la “seño”.
A la señorita doña Lorito que era muy buena, no le gustaba que ningún lorito fuera acusica y al final siempre regañaba a Amarillito diciéndole:
- Amarillito, te tengo dicho que no me gusta que seas acusica.
Pero nada, Amarillito seguía igual. Si un lorito insultaba a otro, ahí estaba Amarillito chivándose a la señorita. Si otro lorito rompía un juguete sin querer, Amarillito a chivarse.
Un día dos loritos estaban hablando de lo que iban a regalarle a otro lorito para su cumple. Amarillito lo escuchó y fue a decírselo a la señorita.
Los loritos ya no podían más. Ya no querían estar con Amarillito. Cuando estaban hablando y llegaba Amarillito decían:
- Silencio que viene Amarillito y se chiva a la “seño”.
Amarillito le dijo un día a la señorita:
- Señorita, los loritos de la clase no se quieren juntar conmigo, si están hablando algo y llego yo, se callan y no me lo quieren contar.
Entonces la señorita loro preguntó a los loritos de la clase:
- ¿ Es verdad eso que me cuenta Amarillito ?
Entonces una lorita que hablaba muy bien le dijo a la señorita:
- Sí, es verdad. Pero Amarillito es un acusica. Siempre está pendiente de lo que hacemos para chivarse y si hablamos entre nosotros también se chiva. Así que no queremos estar con él porque parece que no es nuestro amigo, sino un vigilante. Si quiere que volvamos a ser su amigo, tiene que dejar de ser acusica.
Aquello no le gustó nada a Amarillito y empezó a darse cuenta de que los loritos tenían razón, que lo único que hacía era fijarse en lo que hacían mal sus compañeros y chivarse a la “seño” para que los castigara. Además a Amarillito le gustaba que la señorita pensara que él era el más bueno y el único que hacía las cosas bien. Pero no era así, la señorita pensaba que era un acusica y eso no le gustaba.
El colmo fue un día que amarillito estaba jugando sólo con un muñeco de la clase. Sin querer al muñeco se le rompió el brazo. Amarillito pensó:
- Voy a ver si nadie se da cuenta y lo puedo arreglar.
Pero un lorito se dio cuenta. Amarillito le dijo:
- No le digas nada a la señorita que voy a intentar arreglarlo yo.
- Pues ahora debería hacer lo que haces tú, chivarme a la “seño” – le dijo el lorito.
- No, por favor, no le digas nada, voy a intentar arreglarlo – le dijo Amarillito.
Como el lorito era muy bueno, no se lo dijo y le ayudó a arreglarlo.
Entonces Amarillito se dio cuenta de que lo que hacía no estaba bien y que cuando te equivocas no te gustan que se chiven. Desde ese día decidió dejar de ser acusica.
Poco a poco los demás loritos fueron confiando en él, ya le dejaban jugar y le contaban sus cosas.
La señorita también se dio cuenta de que Amarillito dejaba de ser un acusica y le felicitó. Amarillito iba de nuevo contento al colegio y lo querían todos.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

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